A medida que la tarde avanzaba, decidimos dirigirnos al encantador barrio de Santa Cruz. Este barrio, uno de los más emblemáticos de Sevilla, es famoso por sus estrechas callejuelas, patios floridos y plazas escondidas, donde el tiempo parece haberse detenido.
Como buenas turistas, no quisimos perder la oportunidad de pisar el albero del Real Alcázar de Sevilla y una vez dentro, no pudimos evitar la emoción de contemplar la majestuosidad de la Giralda.
Para culminar nuestra ruta por Sevilla, nos dirigimos directamente a la terraza del Hotel Plácido y Grata. Este refugio en pleno corazón de la ciudad ofrece un espacio de descanso inigualable, con un estilo nórdico que contrasta armoniosamente con la vibrante atmósfera sevillana.