Pero los botines eran una pieza clave que aún le faltaba. No quería algo común, sino botines que hablaran de su personalidad, que estuvieran hechos a mano, que fueran igual de especiales que el resto de prendas que pensaba vestir ese día, y que tuvieran un sentido más allá de un solo uso. Buscaba un color natural, que no restara protagonismo al conjunto y que pudiera usar en muchas más ocasiones.
La búsqueda parecía interminable, hasta que un día, navegando por la web de Naguisa, María encontró el modelo Bellver. Fue amor a primera vista. Los botines Bellver, con su elegante simplicidad, eran el complemento perfecto para su boda en el monte.