Cuando asoma el verano, nos viene a la memoria la imagen cálida de nuestra geografía, aquella que enamoró a Ernest Hemingway. Paisajes costeros abruptos, mediodías de solana en “calma chicha”, la fresca sombra de un pinar o el sonido relajante de las olas del mar.
A lo largo del territorio la imagen se repite, y con ella la búsqueda del frescor. Una frescura que viene representada por la naturalidad del yute y la espontaneidad de los colores y texturas que lo acompañan. SOC, SILENCIO, BEMOL y THALIS nacieron hace ocho años como una reinterpretación de esos zapatos planos de aire bohemio, rebeldes y eternamente frescos.
Ocho años después, la colección es más extensa: nuevos nombres y formas representan escenas mediterráneas a los pies de las mujeres que las calzan. Todas ellas siguen siendo pequeñas piezas perennes de arte popular, elaboradas por generaciones de artesanos dedicados a la honra de este bello y manual oficio.
Trenzar, tejer, coser… son nobles procesos con los que se da vida a un práctico y sostenible calzado que, gracias a su atractivo y su carácter sencillo, ha logrado trascender hasta nuestros días.