Recientemente, te has convertido en madre nuevamente. ¿Cómo equilibras la maternidad con tu carrera musical y cómo influye esta experiencia en tu música?
¡Es difícil de explicar! En esta ocasión, con el nacimiento de mi segundo hijo, Waldi, no tuve la oportunidad de tomarme una baja maternal. Estuve trabajando en la banda sonora de una película de David Trueba. Aunque fue una experiencia maravillosa, coincidió justo con el parto, ¡así que fue una auténtica locura! Afortunadamente, estos meses tengo algo más de respiro. Estoy inmersa en el lanzamiento del disco ‘Febrero’, pero no tengo conciertos ni viajes, que conllevan una gran logística cuando tienes niños. El postparto es una etapa introspectiva, en la que físicamente no te sientes al 100%, y todo se hace un poco más difícil. Me esfuerzo por dar lo mejor en cada concierto, preparándome mental y físicamente, y en estos momentos, si no estás bien, se nota. Por eso, me ha aliviado saber que no tengo actuaciones programadas, lo que me permite enfocarme en el trabajo y también descansar.
La maternidad, sin duda, tiene un impacto profundo en una persona. Sé que puede sonar a tópico, y prefiero no caer en mensajes motivacionales cliché, porque soy consciente de la presión social que rodea a la maternidad. Respeto y apoyo a quienes deciden no tener hijos; quererse y cuidarse a uno mismo es igualmente valioso. Todos estos aprendizajes te moldean y se reflejan en la obra artística.
Sin embargo, a mí, la maternidad definitivamente me ha transformado. Soy más previsora, más organizada y valoro más la sencillez. Aprovecho las oportunidades que me brinda, como esos momentos aparentemente vacíos durante la lactancia, que en realidad son valiosos espacios para reflexionar y crear.