Para muchas de nosotras, el otoño en la ciudad es un regalo. Significa un poco de alivio tras el calor sofocante del verano, tejidos de punto cómodos y un maravilloso espectáculo de colores en los árboles. Pero a su vez, también anuncia la temida llegada del invierno, con sus escasas horas de luz, el acarrear con miles de capas de abrigo y las temperaturas bajo cero. Por eso, esta es una estación para disfrutar y dejarse llevar, en la que recargarse de energía y aprovechar para reconectar con la naturaleza.