Burán: materializar la idea.
Siguiendo con las tradiciones más auténticas, el artesano corta manualmente cada una de las piezas de piel que componen el zapato. Ayudándose de unos patrones troquelados en cartón grueso y con una cuchilla bien afilada, este escoge los trozos de piel mejor curtida y va cortando cada una de las pequeñas piezas. En este proceso, tiene mucho peso la experiencia del cortador, ya que la dirección en que se extiende la piel, los diferentes tonos o la flexibilidad de esta, son factores a tener en cuenta para la solidez del resultando final.
Antes de ser cosidos, los cortes del botín Burán, han de prepararse y marcarse según la ubicación de las costuras, las cremalleras y el tallaje. En este caso el modelo Burán está compuesto por el empeine, la lengueta, el talón, las palas (que en este caso son de doble altura) y el forro interior.
El proceso de unión, o “aparaje” es un complejo puzzle con el que la aparadora convierte los cortes en una versión 3D del zapato. Este proceso se lleva a cabo mediante maquinas especiales de coser piel que ofrecen diferentes opciones de puntadas o mediante el encolado previo de algunas de las piezas, para su posterior cosido.