¿Cómo nace el proyecto Señorita Lylo? ¿Qué te lleva a enamorarte así de los bordados?
El proyecto de Srta. Lylo nació sin buscarlo conscientemente. Fue hace unos diez años, cuando estaba en plena búsqueda para quedar embarazada y descubrí tras varios intentos que no podía serlo de forma natural e iba a necesitar tratamientos. Durante ese frustrante camino, para calmar mi ansiedad, tomaba clases de diferentes cosas, siempre buscaba talleres para desarrollar la parte más manual, porque trabajaba frente al ordenador cada día. Soy diseñadora gráfica y siempre fui una persona muy curiosa y creativa.
La maternidad nunca llegó, pero en ese tiempo descubrí algo nuevo: el bordado. Comencé a tomar todos los cursos que se presentaban a mi paso, era una esponja que todo lo absorbía. Fui aprendiendo distintas técnicas y haciendo piezas distintas. Y llegó la oportunidad de participar en el libro de Agustina Guerrero “Diario de una volátil”, pude sumarme con un bordado de una doble página. Fue el trampolín para darme a conocer y que naciera, de todo esto, Srta. Lylo. Aprender a bordar me ayudó a desarrollar la paciencia y a hacer las paces con mi realidad. Cuando me siento con mis hilos y agujas y comienzo un nuevo bastidor, todo se pone en calma. Me concentro en ese momento único, el sonido de la aguja pinchando la tela, mis dedos acariciando los puntos que se van uniendo. Siempre digo que mis bordados son una suma, una colección de mis minutos, horas y días que se traducen en piezas únicas. Y todo eso es lo que me enamora del bordado.